Resulta que los arácnidos son saltarines natos. A lo largo de millones de años de evolución, muchas especies de arañas han desarrollado una coreografía compleja para transmitir mensajes que van desde rituales de cortejo hasta disputas territoriales y estrategias de caza. Tradicionalmente, los investigadores han dependido de vibrometros láser en entornos de laboratorio para observar estos movimientos. Sin embargo, el alto costo y las limitadas capacidades de despliegue en campo de tales sistemas han presentado desafíos significativos.
Noori Choi, un estudiante de doctorado en la Universidad de Nebraska-Lincoln, se propuso abordar este problema. Choi ideó una solución innovadora combinando un arreglo de micrófonos de contacto económicos con un programa de aprendizaje automático para el procesamiento de sonido. Aventurándose en los bosques del norte de Mississippi, Choi realizó pruebas de campo para capturar los movimientos esquivos de las arañas en sustratos boscosos.
Publicados en Communications Biology, los resultados de Choi representan un enfoque pionero para recolectar datos sobre los movimientos de las arañas, una tarea notoriamente difícil debido a la sutileza de las vibraciones. Durante dos meses de verano sofocante, Choi colocó estratégicamente 25 micrófonos y trampas de caída a lo largo de secciones del suelo del bosque de 1,000 pies cuadrados, obteniendo una riqueza de datos que abarca más de 39,000 horas, incluyendo más de 17,000 series de vibraciones.
Sin embargo, en medio de la cacofonía de sonidos del bosque —desde insectos zumbantes hasta pájaros chirriantes y disturbios humanos— filtrar las señales de arácnidos deseadas representó un desafío formidable. El innovador programa de aprendizaje automático de Choi demostró ser fundamental para aislar las vibraciones de tres especies de arañas lobo: Schizocosa stridulans, S. uetzi y S. duplex.
El análisis reveló perspectivas intrigantes sobre los comportamientos arácnidos, incluyendo una comprensión matizada de las dinámicas de comunicación entre las especies de arañas lobo. Choi descubrió una superposición en la frecuencia acústica y el espacio de señalización entre S. stridulans y S. uetzi, sugiriendo una asignación estratégica de ubicaciones de señalización sobre la hojarasca versus los escombros de pino.
Además, los hallazgos de Choi arrojan luz sobre cómo las arañas lobo adaptan sus estrategias de comunicación basadas en la proximidad a conspecíficos e interacciones interspecíficas. Notablemente, S. stridulans ajustó sus danzas de cortejo al encontrarse con machos de la misma especie o con vecinos S. uetzi, destacando la sofisticada dinámica social de las arañas.
Más allá de enriquecer nuestra comprensión del comportamiento de las arañas, la metodología innovadora de Choi promete para el monitoreo de ecosistemas. Al proporcionar un medio no invasivo y altamente efectivo para rastrear poblaciones de arañas, ofrece una herramienta valiosa para evaluar la salud y la resiliencia del ecosistema.
En palabras de Choi, ahora investigador postdoctoral en el Instituto Max Planck de Comportamiento Animal en Alemania, «Los artrópodos juegan un papel crucial en el funcionamiento del ecosistema, pero monitorear cambios en las poblaciones de artrópodos sigue siendo un desafío. Con este nuevo enfoque, tenemos el potencial de revolucionar nuestra capacidad de observar y entender el comportamiento de las arañas, allanando el camino para un monitoreo exhaustivo del ecosistema.»
Fuente:
Max Planck Institute of Animal Behaviour